Solo en el socialismo quienes engendran vida tienen plenos derechos de igualdad y justicia social.
Por Rodrigo Motas Tamayo
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El día internacional de la mujer trabajadora o Día internacional de la mujer en la Cuba de hoy tiene una connotación diferente a las celebraciones de este tipo en otras partes del mundo.
Solo aquí, los preceptos concebidos para esta celebración o en la búsqueda de la plena igualdad de la mujer como recoge Naciones Unidas, se hacen realidad con un proceso social donde el sexo opuesto encuentra lugar y sentido para la vida.
Simplemente hay que mirar al lugar alcanzado por la mujer en el seno de la sociedad cubana que se construye y las cifras en todos los sentidos y direcciones ponen a las claras cuánto se ha avanzado, aunque ello no impida que el camino sigua abierto en la consumación de nuevos logros.
Desde los primeros años de la Revolución el gobierno de Cuba le concede gran importancia a la mujer y desde entonces enarbola el principio de trabajar por la defensa de sus derechos humanos y libertades fundamentales, siendo ante todo el primer país en firmar la Convención Sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer y el segundo en ratificarla.
En la patria de Martí y Fidel, donde las metas y sueños de muchas mujeres en el mundo son realidades desde hace mucho tiempo, las políticas para garantizar el avance de la mujer forman parte del Programa de Desarrollo Social, y se les brinda en la práctica iguales derechos y oportunidades.
No es un secreto que el desarrollo alcanzado por las féminas cubanas cuenta con el apoyo de las políticas y estrategias trazadas por el Gobierno y por el trabajo permanente de su organización, la Federación de Mujeres Cubanas (FMC), genuina representante de los intereses de las mujeres, cuya proyección contribuye a su educación ciudadana y estrecha filas con todos los organismos estatales, políticos, sociales y de masas para hacer realidad el ejercicio de la plena igualdad de las mujeres y hombres de nuestro país.
Si algo es cierto, realmente irrefutable, es que nuestra legislación contempla un conjunto de disposiciones que conceden derechos especiales a la mujer tanto en el Derecho Civil, como en el de Familia, en la Legislación Agraria y en materia de empleo y de seguridad social. La realidad cubana muestra que nuestras trabajadoras tienen garantizados entre otros, derecho al empleo, a salario igual por trabajo de igual valor, a la seguridad social, a la licencia de maternidad pre y post natal, a la protección ante accidentes y enfermedades laborales y comunes, y por demás de la seguridad social que se respira en las calles y comunidades de la Mayor de la Antilla. El respeto a la vida de todos sus ciudadanos constituye una de las prioridades del Estado y el pueblo cubano, arista donde la mujer cuenta con privilegios que constituyen un paso adelante en comparación con las mujeres de otras latitudes, cítese solamente el acceso de ésta a los servicios médicos, donde se aplican diversos programas dirigidos a abarcar de manera integral su salud, y cuyo peso fundamental está en la prevención y para ejecutarlos la labor comunitaria es prioritaria.
En este sentido estamos hablando de Programa Materno – Infantil. de detección precoz del cáncer cérvico – uterino, detección precoz del cáncer de mamas, Programa hacia una Maternidad y Paternidad Conscientes, de atención al Adulto Mayor (que incluye a la mujer adulta) y el de Prevención de Enfermedades de Transmisión Sexual (ETS), Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH) y Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (SIDA), entre otros.
Se reconoce por otro lado que la política social y la estrategia de desarrollo económico del gobierno revolucionario cubano, desde 1959, tienen como objetivos fundamentales la eliminación de todas las formas de discriminación y explotación por motivos de clase, raza y género. Desde entonces, se han diseñado e implementado consecuentemente políticas públicas, cuyo propósito estratégico ha sido borrar las barreras culturales, ideológicas, psicológicas, económicas y sociales que en la Cuba de ayer, (antes de 1959) mantuvieron siempre a las mujeres en condiciones de subordinación, marginación y secular atraso, condiciones que desgraciadamente constituyen la cotidianeidad actual de otras mujeres del mundo.
A ello se suma la aplicación de subsidios en correspondencia con casos como madres solas, único sostén económico de la familia, las discapacitadas, las trabajadoras, los trabajadores en edad de jubilación y las mujeres en período de gestación, extensión de la licencia de maternidad hasta los 6 meses con el 60% de su salario y hasta un año sin perder su plaza. La voluntad política para que la mujer alcance plenamente el lugar que le corresponde en la sociedad, se expresa una vez más en el Plan de Acción Nacional de la República de Cuba de Seguimiento a la IV Conferencia de la ONU sobre la Mujer, donde la problemática de la mujer trabajadora y en especial de la cooperativista y campesina es especialmente tratada y se asignan responsabilidades específicas a los organismos para su solución. Tampoco puede dejarse de lado la inserción de la mujer cubana en el proceso de desarrollo del país como protagonista y a la vez como beneficiaria, lo cual debe evaluarse como uno de los fenómenos sociales más exitosos ocurridos en estas cuatro décadas de Revolución, donde la mujer ha tenido la posibilidad de acceder al ámbito público en igualdad de condiciones que los hombres.
Tras del triunfo revolucionario se evidencia un salto histórico en la participación de la mujer en cargos de dirección y toma de decisiones, demostrándose a lo largo de estos cincuenta años que la mujer sube escaños como lo demuestra el que casi la tercera parte del total de los dirigentes del país, incluso en ramas donde tradicionalmente sólo existían hombres, esté la presencia femenina. Su participación en la economía, la cultura, la política, el acceso a las ciencias y al desarrollo de la sociedad en general ha influido en los cambios favorables de su condición y eliminado brechas discriminatorias en su relación con los hombres, con iguales posibilidades de participar como sujeto del desarrollo.
Cabe resaltar que en estos años el Consejo de Estado, máximo órgano de jerarquía nacional, que es elegido entre los diputados, creció de un 13.6 por ciento de mujeres a un 16.1%. Las mujeres cubanas han sido y son realmente objeto y sujeto de todo el proceso de desarrollo económico y social. Han impulsado y a la vez se han beneficiado de todas las transformaciones llevadas a cabo en la salud, la educación, la legislación, entre otras y han aprovechado las posibilidades brindadas para estudiar, calificarse y acceder al mundo del trabajo.A esta altura, cuando se arriba este ocho de marzo al Día internacional de la mujer las féminas cubanas tienen el orgullo de disfrutar de igualdad, salud, seguridad y plenos derechos en todos los sentidos de la vida, logro que solo una revolución socialista hace posible para quienes engendran la vida.
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El día internacional de la mujer trabajadora o Día internacional de la mujer en la Cuba de hoy tiene una connotación diferente a las celebraciones de este tipo en otras partes del mundo.
Solo aquí, los preceptos concebidos para esta celebración o en la búsqueda de la plena igualdad de la mujer como recoge Naciones Unidas, se hacen realidad con un proceso social donde el sexo opuesto encuentra lugar y sentido para la vida.
Simplemente hay que mirar al lugar alcanzado por la mujer en el seno de la sociedad cubana que se construye y las cifras en todos los sentidos y direcciones ponen a las claras cuánto se ha avanzado, aunque ello no impida que el camino sigua abierto en la consumación de nuevos logros.
Desde los primeros años de la Revolución el gobierno de Cuba le concede gran importancia a la mujer y desde entonces enarbola el principio de trabajar por la defensa de sus derechos humanos y libertades fundamentales, siendo ante todo el primer país en firmar la Convención Sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer y el segundo en ratificarla.
En la patria de Martí y Fidel, donde las metas y sueños de muchas mujeres en el mundo son realidades desde hace mucho tiempo, las políticas para garantizar el avance de la mujer forman parte del Programa de Desarrollo Social, y se les brinda en la práctica iguales derechos y oportunidades.
No es un secreto que el desarrollo alcanzado por las féminas cubanas cuenta con el apoyo de las políticas y estrategias trazadas por el Gobierno y por el trabajo permanente de su organización, la Federación de Mujeres Cubanas (FMC), genuina representante de los intereses de las mujeres, cuya proyección contribuye a su educación ciudadana y estrecha filas con todos los organismos estatales, políticos, sociales y de masas para hacer realidad el ejercicio de la plena igualdad de las mujeres y hombres de nuestro país.
Si algo es cierto, realmente irrefutable, es que nuestra legislación contempla un conjunto de disposiciones que conceden derechos especiales a la mujer tanto en el Derecho Civil, como en el de Familia, en la Legislación Agraria y en materia de empleo y de seguridad social. La realidad cubana muestra que nuestras trabajadoras tienen garantizados entre otros, derecho al empleo, a salario igual por trabajo de igual valor, a la seguridad social, a la licencia de maternidad pre y post natal, a la protección ante accidentes y enfermedades laborales y comunes, y por demás de la seguridad social que se respira en las calles y comunidades de la Mayor de la Antilla. El respeto a la vida de todos sus ciudadanos constituye una de las prioridades del Estado y el pueblo cubano, arista donde la mujer cuenta con privilegios que constituyen un paso adelante en comparación con las mujeres de otras latitudes, cítese solamente el acceso de ésta a los servicios médicos, donde se aplican diversos programas dirigidos a abarcar de manera integral su salud, y cuyo peso fundamental está en la prevención y para ejecutarlos la labor comunitaria es prioritaria.
En este sentido estamos hablando de Programa Materno – Infantil. de detección precoz del cáncer cérvico – uterino, detección precoz del cáncer de mamas, Programa hacia una Maternidad y Paternidad Conscientes, de atención al Adulto Mayor (que incluye a la mujer adulta) y el de Prevención de Enfermedades de Transmisión Sexual (ETS), Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH) y Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (SIDA), entre otros.
Se reconoce por otro lado que la política social y la estrategia de desarrollo económico del gobierno revolucionario cubano, desde 1959, tienen como objetivos fundamentales la eliminación de todas las formas de discriminación y explotación por motivos de clase, raza y género. Desde entonces, se han diseñado e implementado consecuentemente políticas públicas, cuyo propósito estratégico ha sido borrar las barreras culturales, ideológicas, psicológicas, económicas y sociales que en la Cuba de ayer, (antes de 1959) mantuvieron siempre a las mujeres en condiciones de subordinación, marginación y secular atraso, condiciones que desgraciadamente constituyen la cotidianeidad actual de otras mujeres del mundo.
A ello se suma la aplicación de subsidios en correspondencia con casos como madres solas, único sostén económico de la familia, las discapacitadas, las trabajadoras, los trabajadores en edad de jubilación y las mujeres en período de gestación, extensión de la licencia de maternidad hasta los 6 meses con el 60% de su salario y hasta un año sin perder su plaza. La voluntad política para que la mujer alcance plenamente el lugar que le corresponde en la sociedad, se expresa una vez más en el Plan de Acción Nacional de la República de Cuba de Seguimiento a la IV Conferencia de la ONU sobre la Mujer, donde la problemática de la mujer trabajadora y en especial de la cooperativista y campesina es especialmente tratada y se asignan responsabilidades específicas a los organismos para su solución. Tampoco puede dejarse de lado la inserción de la mujer cubana en el proceso de desarrollo del país como protagonista y a la vez como beneficiaria, lo cual debe evaluarse como uno de los fenómenos sociales más exitosos ocurridos en estas cuatro décadas de Revolución, donde la mujer ha tenido la posibilidad de acceder al ámbito público en igualdad de condiciones que los hombres.
Tras del triunfo revolucionario se evidencia un salto histórico en la participación de la mujer en cargos de dirección y toma de decisiones, demostrándose a lo largo de estos cincuenta años que la mujer sube escaños como lo demuestra el que casi la tercera parte del total de los dirigentes del país, incluso en ramas donde tradicionalmente sólo existían hombres, esté la presencia femenina. Su participación en la economía, la cultura, la política, el acceso a las ciencias y al desarrollo de la sociedad en general ha influido en los cambios favorables de su condición y eliminado brechas discriminatorias en su relación con los hombres, con iguales posibilidades de participar como sujeto del desarrollo.
Cabe resaltar que en estos años el Consejo de Estado, máximo órgano de jerarquía nacional, que es elegido entre los diputados, creció de un 13.6 por ciento de mujeres a un 16.1%. Las mujeres cubanas han sido y son realmente objeto y sujeto de todo el proceso de desarrollo económico y social. Han impulsado y a la vez se han beneficiado de todas las transformaciones llevadas a cabo en la salud, la educación, la legislación, entre otras y han aprovechado las posibilidades brindadas para estudiar, calificarse y acceder al mundo del trabajo.A esta altura, cuando se arriba este ocho de marzo al Día internacional de la mujer las féminas cubanas tienen el orgullo de disfrutar de igualdad, salud, seguridad y plenos derechos en todos los sentidos de la vida, logro que solo una revolución socialista hace posible para quienes engendran la vida.
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