Por Rodrigo Motas Tamayo
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El 19 de octubre de
Mil 960 Estados Unidos comienza
un criminal bloqueo económico y financiero contra Cuba cuyas consecuencias nefastas repercuten en todas las
esferas de la vida socioeconómica y cultural del país, con gran
incidencia en el sector de la Salud Pública uno de nuestra
mayores conquistas.
En estas cinco décadas la injusta medida ha traído no solo
pérdidas descomunales en millones de
dólares para sustentar los principios
del sistema de salud cubano, sino también
un crecimiento del sufrimiento humano de pacientes y su familiares ante
la escasez de determinados medicamentos.
Igualmente, el propio personal del sector sufre esas afectaciones con infinidad de
limitaciones para brindar una mejor asistencia.
La extraterritorialidad
de las leyes contempladas en ese criminal bloqueo impiden
a empresas norteamericanas o con sus
firmas, establecer convenios o negociar
con partes cubanas y conllevan a elevar precios de productos que se adquieren por terceros
países al triplicarse por erogación y pago de fletes.
A consecuencia de esas brutales medidas nuestro país se ve imposibilitado de adquirir
tecnología de punta para
diagnosticar o curar enfermedades o productos farmacéuticos necesarios para determinados tratamientos
médicos, limitándose así la
satisfacción de las necesidades totales
de la población.
En estos últimos cincuenta años, no obstante, los esfuerzos
del gobierno revolucionario han priorizado este sector en pos de preservar las conquistas de la que tanto
disfrutamos en esta esfera: un servicio
médico gratuito y para todos.
Podemos hablar de hospitales, policlínicas, consultorios
médicos, casas maternas, centros de higiene
y epidemiología, así como de cientos de programas de Salud y acciones dirigidas
a preservar la salud del ser humano.
Han pasado diez lustros desde aquel 19 de octubre de 1960
y sabemos bien claro, sin dejar
de trabajar y luchar, que si no existiera tan cruel e inhumano bloqueo
contra cuba miles
de millones de pesos podrían
emplearse en bien de la salud del pueblo
y para consolidar nuestra solidaridad médica con el mundo.
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