Por Rodrigo Motas Tamayo
Hombres y mujeres comprometidos con su tiempo esparcen sus voces como
imágenes y con la palabra conceptualizan el entorno
para contribuir a que
miremos nuestra realidad y el mundo, con
objetividad y frescura.
Y es que sus voces desandan en la cotidianeidad, nos informan, educan, entretienen y más que
todo, nos hacen sentir parte de esa
relación locutor-radioescucha, porque ellos
son la cara hablada de cualquier
emisora radial o la imagen acostumbrada de la televisión.
Día a día, la noche y
la madrugada, ellos y ellas
llegan hasta nosotros con sus característicos timbres y tonalidades, dándole color
a la vida, nuestros sueños y anhelos.
Reconocibles desde los espacios informativos, culturales,
deportivos, dramatizados y de cualquier índole,
proporcionando que entre la radio
y el pueblo exista un solo
nexo: departir y compartir esperanzas.
Este Primero de diciembre, especial por ser su Día, llegue
el homenaje merecido a todos los locutores y locutoras del
país, porque se lo merecen
y porque con sus voces convierten en imágenes el mundo que nos
rodea.
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