jueves, 30 de enero de 2014

VIGENCIA DEL PENSAMIENTO DE MARTÍ EN EL SIGLO 21.

Por  Rodrigo Motas  Tamayo 


          El pensamiento martiano está vigente en la obra de la Revolución y constituye el fundamental soporte de los principios y la constitución que rigen la vida de los cubanos.
          A partir del triunfo del primero de enero de 1959, los cubanos comienzan a crear una sociedad como él soñara, llevando a la realidad   su máxima  "Yo quiero que la ley primera de nuestra República sea el culto de los cubanos a la dignidad plena del hombre ", principio que encabeza la Constitución o ley de leyes de Cuba aprobada masivamente por el pueblo en 1976.
          Hay certeza al decir que en el año 56 de la Revolución, la vigencia del pensamiento martiano está en la actual Batalla de Ideas, la lucha por la integración latinoamericana y contra las ansias anexionistas de los Estados Unidos, pues la predica del maestro  "Es la hora del recuento, y de la marcha unida, y hemos de andar en cuadro apretado, como la plata en las raíces de los Andes" fue el eje central de la cumbre de la CELAC  recién concluida  en La Habana como el despertar  de la América toda  a un mundo mejor posible.       
         No es casual que el Comandante Fidel Castro en su histórico alegato titulado LA HISTORIA ME ABSOLVERA, así como en las dos DECLARACIONES DE LA HABANA de 1960 y 1962, haya señalado que en la obra y el pensamiento de José Martí está el origen de la Revolución Cubana.
           Ese pensamiento lo reiteró luego en su inolvidable diálogo con Frei Betto y que dio lugar al conocidísimo libro FIDEL Y LA RELIGION, y más tarde con la obra 100 HORAS CON FIDEL, del periodista hispano-francés Ignacio Ramonet, director de Le Monde Diplomatíc. 
           A José Martí le debe la Revolución Cubana su clara percepción sobre la igualdad, la justicia, la equidad y  el derecho. De ello escribió en el periódico Patria, ¨la justicia, la igualdad del mérito, el trato respetuoso del hombre, la igualdad plena del derecho, eso es la Revolución.
             Por  ello decimos con orgullo que la Revolución Cubana es profundamente martiana, y lo es cuando dio tierra a los campesinos, repartió el pan de la enseñanza entre todos y cada uno de sus ciudadanos, hecho que comenzó con la Campaña de Alfabetización y se agiganta ahora con la municipalización de las Universidades;  cuando hace inmensos esfuerzos por mantener y desarrollar la industrialización del país y lleva a cabo una revolución energética.             
          Indiscutible es la coincidencia entre el pensamiento de José Martí y Fidel o en el concepto de pueblo y para quién se hacía la Revolución, estos cincuenta y cinco  años transcurridos dan plena fe de que su predica ¨con todos y para el bien de todos¨ es una realidad que construimos los cubanos con el pensamiento de nuestro Comandante en Jefe, Fidel Castro como guía. 


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