Por Rodrigo Motas Tamayo
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Las cifras revelan que Cuba
se sitúa entre los 35 países con tasas de natalidad entre 10 y 14
nacimientos vivos por cada MIL habitantes, mientras los índices de población
envejecida suben vertiginosamente con promedios de vida que rebasan los 66 años a nivel mundial y en
nuestra Isla los 75.
El descenso de la fecundidad junto al
envejecimiento poblacional, se vislumbran como uno de los principales problemas
demográficos actuales y perspectivos de la población cubana, cuya inevitable
repercusión en el desarrollo y en la economía del país se hará sentir a la
vuelta de la esquina.
Estadistas locales contemplan la vivienda y la
cobertura mínima de necesidades materiales básicas como problemas actuales
sopesados por las parejas a la hora de decidir la concepción de un hijo, aunque
sabido es que el Estado garantiza a madres trabajadoras una maternidad segura
hasta el primer año de vida del bebé.
Y los privilegios
de nuestra sociedad van más allá cuando,
en familia, se puede decidir si es la madre o el padre quien solicite la
licencia de maternidad o paternidad, para tener
a su cargo al recién nacido.
Cierto es también que existen las condiciones
creadas por el Programa Materno Infantil, cuyas acciones están dirigidas desde
la atención primaria de salud y toda la red institucional de este sistema a garantizar
de forma gratuita la asistencia médica de las embarazadas y su futura nueva
vida, y aún así la natalidad es baja.
Paralelo a esta problemática, la humanidad
entera, se enfrenta a un acelerado proceso de envejecimiento de sus habitantes,
mirada que en Cuba nos lleva a ver una
proporción mayor de personas de la
tercera edad en comparación con la tasa de nacimiento.
Indiscutiblemente en ello influyen las garantías de vejez para los
sexagenarios y de más edad, dado en que
en las últimas cinco décadas la esperanza de vida de estas personas subió a 75
años como promedio y se pronostica que para
el 2025 exista una persona de 60
años o más por cada cuatro habitantes.
No ajena
a esta situación, Manzanillo se muestra
como uno de los municipios granmenses con una alta tasa de envejecimiento, sobresaliendo con el
mayor número de centenarios, lo
cual muestra que esta localidad costera
no escapa a la problemática que ahora
pone a pensar a la misma humanidad.
Estas reflexiones conllevan a reflexionar sobre el futuro de la población de este
municipio, y el camino a recorrer para equilibrar los bajos índices de natalidad existentes y
el rápido proceso de envejecimiento de la población. ¿Qué hacer? es la
interrogante a formularnos por todos.
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