miércoles, 17 de septiembre de 2008

Huracanes de voluntades, esfuerzos y creación colectiva.

Por Rodrigo Motas Tamayo
Indistintamente, Gustav e Ike pasaron por casi todo el territorio nacional, y sus nombres aún se mantienen frescos en la mente de los cubanos por los grandes destrozos dejados en el fondo habitacional del país y en determinados renglones económicos.
Todos sabemos que a su paso por la isla, estos dos meteoros propinaron un contundente golpe a la cotidianidad de los hijos de la Mayor de las Antillas, pero también sabemos que no doblegaron la voluntad creadora y solidaria de este pueblo.
Aún en los momentos más críticos del impacto de tales fenómenos atmosféricos, los cubanos organizados a través y con su Defensa Civil a todas las instancias supieron crecerse ante esas anomalías y más que todo No lamentar pérdidas de vidas humanas.
Batallones enteros de revolucionarios: periodistas, trabajadores sociales, promotores culturales, músicos, médicos, deportistas, milicianos y policías, así como representantes de organismos, entidades y empresas y las organizaciones de masas y políticas ofrecieron el pecho a las contingencias climatológicas para proteger y preservar vidas, recursos y plantaciones agrícolas.
Y en las más de las veces como soldados anónimos de estos tiempos, pero dispuestos siempre a ofrecer la vida por salvar la vida de un niño, una anciana, una mujer... o de su vecino.
Al caos sobrevive ahora el momento de la recuperación, y vuelve el pueblo uniformado y revolucionario a hacer suyas las palabras del Maestro cuando dijera ¨ solo una fuerza necesita un pueblo: no desconfiar de su fuerza.
Y este alargado caimán en el mar del caribe tiene un pueblo que contrapone a la naturaleza pechos de corajudos, porque más que nada, los cubanos estamos concientes de nuestra fuerza, esa que nos legaron nuestros mártires, la que alimenta con su sabiduría Fidel y se sustenta de nuestra solidaridad e internacionalismo.
Fuerza de pueblo que en momentos difíciles como estos se hace patente en Holguín, Las Tunas, Granma, Santiago, Guantánamo, Las Villas… La Habana, Pinar del Río e Isla de la Juventud, porque ahora vivimos huracanes de voluntades, de esfuerzos y creación colectiva.