Rodrigo Motas
Tamayo
---------------------
Quienes ahora
visitamos Bayamo nos
sorprende siempre el cambio operado por la ciudad
en los últimos años, y es innegable que la invitación a un
nuevo reencuentro nos queda calado dentro por volver a la Cuna de la Nacionalidad Cubana.
Transformaciones
sin precedentes dan un halo de
modernidad a una ciudad que viste canas con sus 504 años de fundada, y
que hoy cinco de noviembre, celebra su cumpleaños como una sonriente novia y
experimentada urbe de singular y patriótica historia.
Transitar ahora
por las calles bayamesas es sorprenderse con el encuentro, pues desde finales
de los 90 la capital granmense se sacude arrugas y abrió puertas a la construcción y remodelación de más
de un millar de obras en todas las esferas de la vida
socioeconómica y cultural.
Claro que entre esas sorpresas cotidianas resalta
el encontrarse con coterráneos que
ahora sonríen con el orgullo de vivir en
una ciudad donde la alegría se reparte y comparte con vecinos y visitantes, una ciudad preñada de historia y con nombres
ilustres de hijos que la
enaltecieron con sus acciones y sus
vidas.
A
los bayameses y manzanilleros les atan
nombres como Carlos Manuel de Céspedes,
Bartolomé Masó, Blas Roca y Celia Sánchez Manduley, razón
que fusiona el sentimiento Patria y los rasgos más genuinos de nacionalidad y
libertad.
Al
Bayamo de hoy le asisten múltiples
razones para la fiesta mayor de este
noviembre, y a quienes visitamos la
ciudad se nos convierte en una sorpresa
a la que nos atan recuerdos en la búsqueda constante de su historia y de su
himno, el Himno Mambí y de la
Patria.