miércoles, 18 de mayo de 2016

Batalla abierta contra las indisciplinas sociales…



Rodrigo Motas Tamayo 
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 Corresponde  a cederistas y todo revolucionario  en estos tiempos, combatir a camisa quitada  toda anomalía que se convierta en indisciplina social y atente contra los valores y principios de la sociedad que se construye desde hace ya más de cinco décadas.

Y decimos  que los cederistas   reciben sobre sus hombres esta responsabilidad que  comparten otros organismos e instituciones del Estado, porque es en la comunidad, en el barrio, donde discurre  la vida ciudadana  de los cubanos de hoy.

Duele  que  lo logrado con esfuerzos, sacrificios, sea objeto de maltrato por personas indolentes e inescrupulosas, ajenas y distantes de la vida en colectividad y del respeto a los bienes comunes.

Por citar ejemplos, échese un vistazo a la telefonía pública,  sector  donde  con grandes esfuerzos  se ha beneficiado a la población hasta en los más recónditos lugares, y sin embargo algunas personas no hacen el uso adecuado de esos artefactos o los rompen en algunos casos.

Sobresalen también maltratos  a los asientos de los ómnibus, el césped de parques y jardines, así como a las propias  personas, pues   cuando no se brinda el servicio adecuado o la respuesta requerida se incurre en maltrato y ello no se corresponde con una sociedad donde tanto se hace por la cultura y la educación.

También se convierte en indisciplina social  el echar  la basura al agua cuando llueve, o crear   microvertederos  en calles o lugares no habilitados para ello, atentándose contra el urbanismo y la propia higiene de barrios y comunidades.

Corresponde  entonces  a los cederistas en sus entornos luchar  contra  estas anomalías y convertirse en soldados cotidianos por el cuidado de lo nuestro, de lo de todos, y ser  fervientes defensores de los valores que distinguen la sociedad socialista.