Rodrigo Motas Tamayo
Con el espacio Honrar, honra, los trabajadores   del
Museo Caballeria de Gua y pobladores de Campechuela recordaron este  jueves siete de abril el nacimiento de
Horacio Olivera Soa,  destacado
profesional de la música molida.
La actividad,  espacio de esa institución cultural  para homenajear  a personalidades del municipio, agrupó a
vecinos de quien  en vida  impusiera un sello de calidad  e innovaciones a la forma de escuchar, escribir  y 
difundir  la música de
órganos   en la provincia y otras
regiones de Cuba. 
Los participantes
disfrutaron de bellos números compuestos por este precursor de la
urbanística  en Campechuela, tales  como A mi 
maestro y la polca Tula, dedicada a su hermana, así como
otros de arraigo popular  entre los que
destacan El Jorocón, La Bayamesa, El pollito afeitado
y  el que pueda que lo haga.  
Entre   canciones, los
participantes  conocieron pasajes de la
vida de este prestigioso músico que supo inscribirse en las páginas del
pentagrama nacional.
 A los trece años  toca 
el tres, la guitarra y el contrabajo de forma autodidacta, edad en la
que incursiona en la organística como integrante del colectivo del órgano Los
Hermanos Morales, propiedad de sus primos en Niquero. 
Convertido en gran admirador de la música
molida compra el órgano La
 Orquesta en julio de 1940  y forma su propio grupo musical con el que
amenizó  cientos de actividades en esta
región costera de Granma, Camaguey, Sancti Spíritu, Holguín, Santiago de Cuba y
otras partes del país. 
Arregló varios himnos
en forma de banda de música para órganos, entre los que se destacan el Himno Nacional, La
 Internacional y “Noche
de Moscú, número este con el que los Hermanos Ajo dedicaron especialmente a
la delegación soviética que asistió a la inauguración del Hospital Lenin,  de Holguín.
Por  sus 
peculiaridades  de  imprimir 
la música, Horacio   logró  números que podían ser cantados, lo que
requería de mayores esfuerzos para  dar
vuelta a la manigueta, algo que solucionó con fuelles  eléctricos. Su órgano adquirió así  el nombre de La Orquesta. 
Causó la admiración
de personalidades de la cultura cubana como Germán Pinelis, Richard Egüez y
otros, quienes catalogaron al órgano de Horacio una verdadera Orquesta. 
Por su destacada
labor en la organística y por defender esta parte importante de nuestra
idiosincrasia se le otorga la condición de Personalidad de la Cultura Cubana,
inscripto  en el Diccionario de la Música Cubana.
Biografía y Técnico. 
 En el año 2002 es
hospitalizado por una penosa enfermedad que durante todo ese año lo mantiene
imposibilitado de continuar su trabajo creador, fallece el día  cuatro de 
mayo del 2003, a
la edad de 84 años.