miércoles, 2 de septiembre de 2009

LUZ PARA LOS PUEBLOS

Por: Rodrigo Motas Tamayo
-------------------------

Con inusual alegría reflejada en los ojos y la mano surcando el aire en tierno gesto de despedida, la vecinita de mi barrio emprendió hoy por segunda vez la caminata hacia su nueva casa: la escuela primaria José Martí. Atrás, la abuela ocupó con tristeza el marco de la puerta, mientras sus ojos seguían calle abajo a la madre e hija.

-Yo vuelvo a la tarde, abue-, dijo la niña queriendo borrar la humedad que se vislumbrada en el rostro de la encanecida mujer. Tal vez para la abuela esa tristeza no sea por la partida de la nieta, sino más bien por recuerdos acumulados de una infancia sin libros, maestros o escuelas porque el tiempo de su nacimiento pertenecía a gobiernos títeres del norte.

Mi vecinita, como otros muchos niños del barrio y el pueblo, lleva el corazón contento para enfrentarse por vez primera a la maestra, la pizarra, los libros y juegos didácticos, tras multiplicarse ayer en miles de voces, uniformes y alegría por el inicio del nuevo curso escolar 2009-10.

Y es que este martes último, primero de septiembre, más de 200 mil educandos granmenses, iniciantes unos continuantes otros, asaltaron nuevamente las aulas en alrededor de mil 300 planteles estudiantiles dispersos en ciudades, pueblos, comunidades y en los más recónditos parajes de la geografía granmense, pese a las carencias que impone el bloqueo criminal de Estados Unidos a Cuba.

La abuela que mira hoy a su nieta ir hacia la escuela llora de alegría, y mi vecinita aprieta la mano de su madre y agiliza el paso para NO LLEGAR TARDE A SU ESCUELA, y hacerse dueña del pan de la enseñanza, ese que fortifica el alma y llena de luz los pueblos.

No hay comentarios: