Por Rodrigo Motas Tamayo
Con esa frescura de una
novia llega a nuestros corazones, se
esparce en los hogares y refresca nuestra cotidianeidad, atenta,
instructiva, educativa, informativa y
recreativa, porque eso es la radio.
Sintonizarla nos acerca a lo que nos
rodea, escucharla es traspasar las fronteras del tiempo para recordar
acontecimientos, hechos y nuestra propia historia; mantener su sintonía es caminar
con ella por todas las latitudes del planeta madre e informarnos de lo que acontece y acontecerá.
La radio tiene ese poder de hermanarnos,
de convocarnos a las tareas más apremiantes de estos tiempos y de regalarnos
momentos de éxtasis con la música de nuestros gustos.
La radio manzanillera, con sus 84 años, es y será siempre su
compañera hogareña, la novia de sus noches, el abrazo sonoro cuando transita
por carreteras y caminos, es y será esa maravilla del éter siempre junto a ti, en tú oído.
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