lunes, 4 de agosto de 2008

Vigencia de José Martí

Por Rodrigo Motas Tamayo
La Revolución cubana ha hecho realidad muchos de los ideales martianos, dándole razón de ser al pensamiento del Maestro cuando abogaba por una revolución radical en la Educación.
Tan atrás como la segunda mitad del siglo XIX, Martí enfatizaba ya que la enseñanza primaria tenía que ser científica, por lo que refería que el mundo nuevo requería de una escuela nueva.
En ese sentido manifestaba: Que se trueque de escolástico en científico el espíritu de la educación y que se combine el estudio con el trabajo para la vinculación del estudiante con la Naturaleza.
Estos cincuenta años evidencian que el ideal martiano tiene miles de ejemplos en la sociedad socialista que se construye, así palpamos como desde sus primeros años se inició la campaña de alfabetización con la que el pan de la enseñanza llegó a los más recónditos puntos de la geografía cubana.
Miles de escuelas se construyeron a lo largo de toda la Isla, y cientos de miles de hijos de obreros, campesinos e intelectuales, sin distinción de razas, obtuvieron el sexto, el noveno y el doce grados, así como otros tantos egresaron de las universidades; todos sin abonar un centavo para pagar los estudios.
Más aún, Martí avizoró la universalización de la Universidad, pensamiento que en la Patria de Villena y Mella florece con esa educación en casi todas las provincias del país, donde no solo se forman hijos de esta tierra sino también de otros pueblos del mundo.
La vinculación del estudiante con la naturaleza y el trabajo encuentra su razón de ser en las escuelas en el campo y el movimiento de pioneros exploradores, donde niños y niñas, adolescentes y jóvenes se insertan o se ponen en contacto con la actividad útil y el medio ambiente.
El Estado y la Revolución cubana, bajo la guía del martiano Fidel Castro, ha hecho realidad el ideal del Apóstol y dedica grandes esfuerzos y recursos para que aprendamos que ser cultos es el único modo de ser libres.

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