Por Rodrigo Motas Tamayo rmt
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Los manzanilleros y cubanos todos tienen el orgullo de no verse en las listas de desempleados como consecuencia de la crisis económica que afecta al mundo actual, gracias al simple hecho de que vive y trabaja en la Cuba Socialista.
En los países capitalistas un trabajador de cualquier sector que se quede sin empleo, sufre las secuelas de esa crisis y en las más de las veces pierde su casa, ahorros y aplaza el acceso a necesidades básicas, para vivir la incertidumbre no saber que le deparará el mañana.
Y ese orgullo que sentimos los nacidos en esta Isla se nos convierte en reto para seguir adelante en medio de esa crisis y ante el bloqueo que nos impone Estados Unidos. Mantener las conquistas de estos 50 años implica trabajar a tono con las exigencias actuales del momento y el llamado de la máxima dirección de la Revolución cubana.
Cuidar, mantener y crecernos no es una máxima para determinado día, si no más bien el camino elegido para preservar lo logrado y buscar nuevas conquistas.
Vivir en una sociedad socialista implica contribuir al ahorro de energía y de los recursos materiales en general; trabajar de manera consciente, con sentido de responsabilidad en la reducción de los gastos y el incremento de los ingresos, y que permitan sostener y desarrollar sectores priorizados como la Cultura, el Deporte y la Salud Pública.
Este privilegio de vivir una sociedad socialista implica mantener una actitud consecuente ante los objetivos que se persiguen, ser más eficientes y productivos, buscar soluciones acordes a los problemas sociales para avanzar cada día más y menguar las secuelas de esa crisis económica global.
Solo así probaremos una vez más como en estos últimos cincuenta años la superioridad humana del socialismo, única vía posible para enfrentarse a los desafíos y encrucijadas a las que el capitalismo, en su decadencia, ha conducido al mundo de hoy.
A diferencia de ese sistema que en defensa del capital busca soluciones con el desempleo de los trabajadores, pisoteando los sueños y aspiraciones de hombres, mujeres y niños, negándoles el futuro y la esperanza, el socialismo eleva banderas de defensa de sus trabajadores y la sociedad en su conjunto.
La crisis nos afecta pero los manzanilleros y cubanos en general dormimos tranquilos, erigimos nuevas obras sociales y disfrutamos gratuitamente de los servicios de la Educación, la Cultura y la Salud Pública, sencillamente porque vivimos y trabajamos en la Cuba socialista.
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Los manzanilleros y cubanos todos tienen el orgullo de no verse en las listas de desempleados como consecuencia de la crisis económica que afecta al mundo actual, gracias al simple hecho de que vive y trabaja en la Cuba Socialista.
En los países capitalistas un trabajador de cualquier sector que se quede sin empleo, sufre las secuelas de esa crisis y en las más de las veces pierde su casa, ahorros y aplaza el acceso a necesidades básicas, para vivir la incertidumbre no saber que le deparará el mañana.
Y ese orgullo que sentimos los nacidos en esta Isla se nos convierte en reto para seguir adelante en medio de esa crisis y ante el bloqueo que nos impone Estados Unidos. Mantener las conquistas de estos 50 años implica trabajar a tono con las exigencias actuales del momento y el llamado de la máxima dirección de la Revolución cubana.
Cuidar, mantener y crecernos no es una máxima para determinado día, si no más bien el camino elegido para preservar lo logrado y buscar nuevas conquistas.
Vivir en una sociedad socialista implica contribuir al ahorro de energía y de los recursos materiales en general; trabajar de manera consciente, con sentido de responsabilidad en la reducción de los gastos y el incremento de los ingresos, y que permitan sostener y desarrollar sectores priorizados como la Cultura, el Deporte y la Salud Pública.
Este privilegio de vivir una sociedad socialista implica mantener una actitud consecuente ante los objetivos que se persiguen, ser más eficientes y productivos, buscar soluciones acordes a los problemas sociales para avanzar cada día más y menguar las secuelas de esa crisis económica global.
Solo así probaremos una vez más como en estos últimos cincuenta años la superioridad humana del socialismo, única vía posible para enfrentarse a los desafíos y encrucijadas a las que el capitalismo, en su decadencia, ha conducido al mundo de hoy.
A diferencia de ese sistema que en defensa del capital busca soluciones con el desempleo de los trabajadores, pisoteando los sueños y aspiraciones de hombres, mujeres y niños, negándoles el futuro y la esperanza, el socialismo eleva banderas de defensa de sus trabajadores y la sociedad en su conjunto.
La crisis nos afecta pero los manzanilleros y cubanos en general dormimos tranquilos, erigimos nuevas obras sociales y disfrutamos gratuitamente de los servicios de la Educación, la Cultura y la Salud Pública, sencillamente porque vivimos y trabajamos en la Cuba socialista.
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