viernes, 23 de julio de 2010

Martí en la generación de su centenario

Por Rodrigo Motas Tamayo
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‘El deber debe cumplirse sencilla y naturalmente’, sentenció nuestro Héroe Nacional José Martí y con esa óptica un grupo de jóvenes revolucionarios cubanos pasó a la historia aquella madrugada del 26 de julio de 1953, con la disposición de no dejar morir las ideas del Maestro.

El cumplimiento de un deber nos condujo a esta acción sin que nadie pensara en las glorias y los honores de esa lucha”. Diría Fidel Castro en ocasión del XX Aniversario del asalto al Cuartel Moncada y las acciones de apoyo.

El principal objetivo era el Cuartel Moncada, en Santiago de Cuba. Su asalto sería apoyado con las tomas del Hospital Civil “Saturnino Lora” y el Palacio de Justicia, muy cercanos al Moncada; además del asalto también al cuartel “Carlos Manuel de Céspedes”, en Bayamo.

La misión del grupo más numeroso –al frente del cual iba Fidel- era apoderarse por sorpresa de la posta 3 del Cuartel Moncada, y posteriormente del cuerpo de guardia, el centro de comunicaciones, los dormitorios y las demás instalaciones.

El grupo que tomaría el “Saturnino Lora” –al mando de Abel Santamaría- tenía como objetivo dominar la parte posterior del Cuartel, desde el fondo del hospital, al otro lado de la Carretera Central, y prestar asistencia médica a los heridos de ambas partes.

El grupo más pequeño, de solamente seis hombres –entre los cuales se encontraba Raúl Castro- ocuparía el Palacio de Justicia para dominar la zona del club de oficiales, en cuya azotea estaba emplazada una ametralladora calibre 50.

En tanto, el grupo de Bayamo, tomaría inicialmente el Cuartel Carlos Manuel de Céspedes e impediría el tránsito por tierra hacía Santiago de Cuba, y así los militares del Moncada no tendrían refuerzo; para ello volaría el puente sobre el río Cauto y otras obras.

Aunque los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes no pudieron ser tomados, cada una de estas acciones, como las otras de apoyo, narran una historia cargada de heroísmo y humanismo. No todas tuvieron la misma dimensión, pero el valor estratégico, en ese momento, y ahora el histórico, las igualan.

Todas constituyen una lección histórica de patriotismo donde las palabras del Maestro se hicieron realidad en una generación que no dejó morir su pensamiento e inmortalizó la predica martiana de que el deber debe cumplirse sencilla y naturalmente’

Ver más detalles de este trascendental acontecimiento de la historia patria cubana en

                                                                         http://www.ain.cu/moncada50/principalmoncada.htm
                                                                        http://www.granma.cubaweb.cu/marti-moncada/gm02.html

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