miércoles, 4 de agosto de 2010

Lo artístico es tan agradable y entretenido, como lo recreativo puede ser reflexivo y enriquecedor.

Por Rodrigo Motas Tamayo
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Muchas personas que disfrutan sus vacaciones en esta etapa estival argumentan que en materia de música no encuentran opciones de los organismos responsabilizados, dígase Cultura y el sectorial de Deporte (INDER), que suplan sus expectativas o generen un mínimo de disfrute en correspondencias con sus gustos.

Quienes ya pasan de los 35 se quejan de no poder contar en actividades públicas con música acorde a sus años, pues la oferta siempre descansa en el llamado reguetón; y por otro lado, muchos jóvenes argumentan que lo que se pone en sus municipios no suple las expectativas para pasarla bien, y que en la mayoría de las plazas solo cuentan con música de agrupaciones locales, algunas de ellas con poco gusto dentro de sus coterráneos.

Tales criterios pensamos no son una aseveración que genere conceptos, sino más bien sobresalen como una muestra de la falta de comprensión de algunos, un tratamiento inadecuado de la política musical de esas instituciones y el uso desmesurado e inapropiado de los adelantos tecnológicos.

En más de las veces, las programaciones de Cultura y el INDER se sustentan en el cumplimiento de la actividad como fin y no en los medios para lograrlo, de ahí que en la oferta musical que se difunde en plazas, playas, campismos u otros escenarios de la vida cotidiana descanse más que otra cosa el gusto y criterio de sus difusores, muchas veces muy distante del gusto de los espectadores.

No se puede dejar de lado la audiencia, (público- edad, sexo y gustos-) para entrar en una media o promedio que satisfaga a los que escuchan y no darles lo que nosotros queremos escuchar. Ese respeto contribuye a opciones más valederas y mayor aceptación. Tampoco puede dejarse de lado el tipo de actividad en sí, pues para nadie es sorpresa que a veces hasta esperando actos públicos o políticos la música en el aire nada tiene que ver con éstos.

A nuestro juicio, todo lo planteado atenta o sustenta los criterios manejados en párrafos anteriores por lo que se hace necesario al menos saber diseñar las actividades que se ofrecen a las personas, tener en cuenta sus gustos, edades, sexos y ante todo diversidad, tradiciones y patrones que definen una comunidad de otra, una persona de otra.

Complacer al joven, al niño y al adulto es cuestión de todos. Variedad existe con géneros actuales como el rock, el pop, el jazz latino, el son, la salsa, la novísima trova y el propio reguetón, pero las dosis de entregas deben ser aquilatadas con el lugar, las circunstancias, las personas en sí, sus gustos, edades y sexo.

No podemos olvidar que en materia de gustos lo artístico es tan agradable y entretenido, como lo recreativo puede ser reflexivo y enriquecedor.

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