Por Rodrigo
Motas Tamayo
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Vida, necesarias son estas palabras
como la confesión que nunca he hecho a nadie, y si te escojo a ti es porque a
la altura de mis años más que necesario se hace
confesarte el amor que te profeso. Nuestra relación así lo exige y éste
es un día especial para ello.
Mi existencia en estos últimos
cincuenta años me da derechos para expresar sentimientos que omití en mi actuar, pues nunca dije te quiero o me haces falta … nunca tuve ese valor.
Sin embargo ahora te venero como lo
mejor que me haya pasado y se merece
estas confesiones de enamorado. Tal vez sea que ahora, solamente ahora y
contigo, me sienta seguro como para abrir
las puertas de mi corazón y dejar
salir de él esos gritos de angustias acumuladas,
anhelos y desesperos.
Solo al estar así contigo, y verme a mi mismo
a la altura de estas cinco décadas, me siento capaz y con la fuerza suficiente para decir cuánto
te quiero, lo imprescindible que me
eres.
Tú, solo tú, Vida, compartes mis
temores, mis alegrías, desesperos, sueños y las inmensas ganas de vivir que has
abierto en mis días, que en mi medio siglo de existencia nada ha sido como ahora, pues ahora, cuando te
valoro, cuando creo en tu grandeza, te necesito y a ti me aferro porque nunca
quisiera que me dejaras.
Realmente me eres indispensable para seguir siendo lo que soy, trazar nuevas
metas de existencia, en sí … para
comenzar de nuevo sabiendo que ya no soy el de antes, ni que guardo los mismos
bríos y la fortaleza, pero que tengo la experiencia, y la seguridad que me
das, para reconocer que siempre
estuviste en mí, que fuiste parte y el todo de lo que soy y seré.
Por que Vida, solo tú, eres lo que
necesito para seguir viviendo, sin vida, no podría existir. De ti
dependo
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