Por Rodrigo Motas Tamayo
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Cuando se habla de la necesidad de trabajar en todos los
órdenes de la vida socioeconómica del país para seguir adelante y preservar las
conquistas revolucionarias no se pueden olvidar
que razones existen y necesario es el tomar conciencia del momento
histórico que se vive y el medio siglo recorrido.
Trabajar va más allá
del mero hecho de lograr la eficiencia y la productividad que sostengan la perdurabilidad del camino
social elegido, implica comprender que somos los cubanos quienes tenemos sobre nuestros hombros el destino de la
patria.
Si bien es cierto que
para la mayoría de los hijos de esta tierra existe comprensión sobre la
importancia de los cambios, para algunos, reordenamiento laboral, nuevas estrategias y política económica son
solo palabras que no les quitan el sueño porque duermen en los laureles y están
ajenos a una realidad que se erige desde hace más de cinco décadas en bien de
todos.
Hay quienes olvidan
que, aunque no trabajen, tienen
los mismos derechos a disfrutar gratuitamente
de los servicios médicos e instalaciones hospitalarias existentes, no pagan sus estudios o los de sus hijos y sus padres
y abuelos no están desprotegidos en una sociedad como la nuestra.
Qué decir del derecho
a estudiar y superarse? Ningún educando en este país paga libretas, lápices ni
la carrera que cursa y las escuelas de las diferentes educaciones se encuentran
hasta en los más recónditos lugares de nuestra geografía nacional.
Ejemplos existen de
personas que padecen determinadas
enfermedades y no tienen que pagar nada
para recibir atención o un servicio médico, pese a que muchos equipos
utilizados son de alta tecnología y del
mundo desarrollado.
Ahí están quienes
padecen de complicaciones renales y que además de los tratamientos tienen garantizado
el traslado hacia los hospitales por muy distante que sea el municipio de
residencia, gastos que corren por el
estado.
Se ha puesto a pensar
en la atención priorizada de
embarazadas, de los propios recién
nacidos, de las personas de la tercera
edad, en fin de los privilegios de los cubanos para vivir con garantías hasta
los 78 años edad promedio?.
Niños y ancianos tienen garantizada a treinta centavos la
leche que el estado compra a los campesinos a dos cincuenta el litro, por citar
solo otro ejemplo y que, como muchos más, nos demuestran las razones de estos
tiempos para trabajar y ser eficientes, para lograr la sostenibilidad económica
del país, pero más que todo para garantizar la perdurabilidad del sistema
social emprendido el primero de enero de 1959.
En ello se fundamenta el proyecto de lineamientos de la política económica y
social del Partido y la
Revolución.
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