martes, 8 de marzo de 2011

LA ALIMENTACION CONTRIBUYE A MANTENER ORGANISMOS SANOS


Por Rodrigo Motas Tamayo.
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Cuando en nuestros puntos de venta, placitas y mercados es fácil conseguir lechuga, tomate,  remolacha y zanahoria y tampoco se hace difícil consumir una rica minuta o sardinilla de pescado en cualesquiera de los puntos  de la ciudad, sería bueno pensar en que no solo nos estamos alimentando, sino también contribuyendo a que nuestro organismo se mantenga sano.

Para nadie  es secreto la vinculación directa que tienen algunos alimentos con la prevención de enfermedades y el reforzar nuestras defensas inmunológicas, teniendo en cuenta que sus propiedades nutritivas posibilitan contrarrestar desgastes del organismo y merman la acción de envejecimiento.

La ciencia conoce de los múltiples beneficios que los seres humanos y los animales obtienen de sustancias químicas activas contenidas en frutas, hortalizas y otros vegetales, así como en los  pescados.

Una amiga me  comentaba no soportar  el olor o sabor  del ajo y la cebolla y que no podía  ni ver  el pescado,  y como ella se que muchos  se ven en similar situación, lo que muchas veces descansa en el desconocimiento o un mal hábito de alimentación.

Científicamente se sustenta que la ingestión de ajo ayuda a combatir un sinnúmero de hongos, bacterias, parásitos y virus, aumenta las secreciones bronquiales, estimula las mucosas gastrointestinales, es diurético y antinflamatorio, controla el colesterol malo y contribuye a prevenir y aliviar el dolor de las piernas al caminar, causado por la arteriosclerosis. 
Expertos han identificado y nombrado Alisina a una sustancia activa en el ajo, y afirman que el frecuente consumo de esta planta liliácea aumenta el diámetro de los pequeños vasos sanguíneos, lo que hace que la sangre fluya con mayor facilidad y disminuya la presión.

También coinciden en que casi todos los pescados son ricos en vitamina B12, vital para el sistema nervioso, y en yodo, esencial para la glándula tiroides.  El pescado blanco es buena fuente de proteínas bajas en grasas y en calorías, y de vitaminas y minerales. El azul, además de contener calcio, proporciona ácidos grasos polisaturados Omega-3, que ayudan a prevenir la cardiopatía coronaria, infartos, apoplejías, y algunos tipos de cáncer. 

Las verduras aportan fibras, vitaminas y minerales, contribuyen a proteger las membranas celulares de los daños que causa la oxidación, la cual origina las mayores dolencias y el envejecimiento precoz. 

Hay que preservar costumbres  culinarias y alimenticias de muchos de nuestros padres y abuelos,  quienes aún con sus consejos nos abren el camino para mantener una vida sana.  La tradición oral posibilita que el saber empírico, en relación con el uso de las llamadas plantas medicinales, se propague de generación en generación,  especialmente en regiones rurales.

Recordar todo esto y llevarlo a la práctica cotidiana de nuestra mesa y nuestras vidas es darnos a nosotros mismos mayor garantía de existencia en un mundo que se asfixia lentamente por la mano depredadora del hombre.

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