Por Rodrigo Motas Tamayo rmt
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En
el mundo actual la diabetes es una enfermedad que lacera a millones de
personas, y pocos se preguntan el por qué a no ser que el mal les golpee.
Reflexionar sobre esta situación nos abre el camino para
hablar de nuestros hábitos alimentarios, fundamental eslabón para mantenernos
alejados de una enfermedad que también es mortal.
Para
las personas de hoy, el comer ha devenido en un placer indiscutible, pero hay
que ver qué se come, cuándo se come y cómo se come.
La
vida dicta que ingerir calorías de manera excesiva (dígase pan, dulces de
harina, cereales, viandas, lácteos, alimentos fritos y refrescos artificiales)
lleva a un aumento del peso corporal no sustentable a lo que el organismo puede
admitir y por ende nos declara obesos.
La
obesidad se ha convertido en un mal de estos tiempos, donde abundan comidas
rápidas, cargaditas de carbohidratos y sabores, olores y colores artificiales, que
a la postre es ¡puro engaño al paladar!
Difícil
es resistirse ante una pizza caliente cargadita de queso, o ante un refresco
gaseado bien frío, pocos logran controlar los deseos de yantar ante la amenaza
de la obesidad y sus consecuencias.
El
aumento del peso corporal influye en la aparición de enfermedades como al
diabetes mellitus tipo 2, incremento de grasas en la sangre e hipertensión
arterial, que a su vez producen trastornos en el sistema óseo y muscular, en el
cardiovascular y por supuesto en la imagen que tenemos de nosotros mismos.
Cifras recientes
contemplan que solo en Manzanillo existen más de Cinco mil personas diabéticas que reciben atención priorizada en las áreas de salud, a
través de consultas integrales o los tratamientos a pacientes con pie diabético
(ulceras).
Sin
embargo el verdadero objetivo del programa de atención al diabético es la PREVENCION en pos de
disminuir y evitar el padecimiento de esta enfermedad, que solo en Granma
tiene más de 35 mil casos.
Prevenir
con educación y hábitos dietéticos sanos, es el recurso a mano para no llegar a
enfermar, a lo que se une caminar al menos media hora tres veces por semana,
correr, hacer ejercicios aerobios, nadar, montar bicicleta y comer menos
carbohidratos y más vegetales, fibra y frutas naturales.
Nadie
quiere ser diabético, eso está claro, porque no tiene cura y puede ocasionar
daños mortales en los vasos sanguíneos y los riñones, por solo citar dos
ejemplos; de ahí la importancia de saber qué comemos, cuándo y cómo comemos.
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